Pese a que ambos cumplen la misma función, aire acondicionado y ventilador lo hacen de dos formas diferentes. Mientras que el primero puede enfriar el ambiente, el segundo solo genera que nuestra sensación térmica descienda, como mucho, 5 grados.
¿Qué hacer entonces? ¿Cuál utilizar? Te lo explicamos a continuación:
La salud importa
Uno de los puntos más importantes, y que normalmente solemos olvidar cuando encendemos el ventilador o el aire acondicionado, es nuestra propia salud.
Es primordial que nos encontremos en confort térmico. Es decir, que no sintamos frío ni calor en relación con su entorno. Y, aunque podemos adaptarnos a temperaturas más o menos cálidas (y frías), nuestro cuerpo no está preparado para un cambio muy brusco en tan poco tiempo.
¿El resultado? Más que un alivio, tendrá consecuencias negativas para nuestra salud. Así, estos aparatos (especialmente si se mantienen en funcionamiento durante toda la noche) pueden causar irritación en garganta y nariz, así como contracturas musculares o dolores en articulaciones.
¿Ahorro asegurado?
Sin duda, el elemento principal de este post tiene que ver con el dinero. Con el coste de la energía cada vez más disparado, resulta esencial encontrar un punto intermedio. No es necesario que tu casa se convierta en un horno, pero tampoco queremos que tus facturas alcancen cifras estratosféricas.
Si lo que buscas es ahorro asegurado, entonces la mejor opción es el ventilador. Aquí aventaja al aire acondicionado de forma notable. Primero, porque su coste de adquisición es mucho menor. Segundo, porque su instalación es instantánea, mientras que en el caso del aire acondicionado puede estar sujeta a normativas municipales o que no sea rentable (si, por ejemplo, estás de alquiler).
Y tercero porque su consumo energético es inferior. ¿Cuánto? Con un uso eficiente, puede ser hasta diez veces menor que el aire acondicionado.
El impacto medioambiental
Además de en las consecuencias para tu bolsillo, los ventiladores también muestran ventajas sobre el aire acondicionado si atendemos a su impacto medioambiental: su bajo consumo energético implica que menos gases contaminantes son generados.
De acuerdo con WWF, el uso excesivo del aire acondicionado también aporta su granito de arena en la propagación de las llamadas “islas de calor”. Este fenómeno, causado también por la escasez de espacios verdes en los núcleos urbanos y un empleo masivo del hormigón, termina por multiplicar las ya elevadas temperaturas en las ciudades.
La humedad, un factor clave
Un ambiente seco genera irritación en ojos y garganta y, en última instancia, puede provocarnos una deshidratación más o menos severa.
En el caso del aire acondicionado, esta sequedad será más que evidente. Sobre todo si no se emplea paralelamente con un humidificador (ya sea integrado o independiente).
Quizá estés pensando que, entonces, el uso de ventiladores es mucho mejor. Sin embargo, nada más alejado de la realidad. Si el ambiente es muy seco el ventilador será ineficaz, ya que depende, en gran medida, de la humedad.
¿Qué hay del mantenimiento?
En esta comparación de los pros y contras tanto del aire acondicionado como del ventilador, también debemos prestar atención al mantenimiento de estos dos aparatos.
De nuevo parece que, en un primer análisis, el ventilador sobresale. Y es que su cuidado es menor. Por el contrario, si no se limpian los filtros del aire acondicionado con asiduidad, las bacterias camparán a sus anchas y podrías contraer infecciones respiratorias o desarrollar alergias.
Para evitarlo, nosotros te recomendamos que los desinfectes dos veces al año: antes y después del verano. No obstante, también te aconsejamos que realices esta acción con las aspas del ventilador.
Entonces, ¿qué hago?
Nuestros expertos han encontrado motivos más que suficientes para que, siempre que sea posible, te decantes por el ventilador en vez del aire acondicionado.
Se trata de una alternativa idónea si quieres ahorrar dinero y tiempo (con la instalación), no contribuir al cambio climático y evitar riesgos para tu salud.
Pero será un remedio poco efectivo en medio de una ola de calor, donde las temperaturas máximas alcanzan los 40 grados. Solo entonces te sugerimos que emplees el aire acondicionado.
Pero, si temes que tu factura se vuelva imposible de pagar, te traemos una solución: visita nuestro post sobre cómo ahorrar energía este verano. O, si buscas un remedio más efectivo, consulta nuestro comparador, donde encontrarás las mejores tarifas de luz del mercado. ¡Un mejor precio es posible!